El Centro de Estudios sobre Deporte Inclusivo es una iniciativa conjunta de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte - INEF, de la Universidad Politécnica de Madrid, y de la Fundación Sanitas. Su misión, según ellos mismos explican en su web, es “ser el punto de referencia en la difusión, investigación, conocimiento y mejores prácticas de las actividades físicas y los deportes adaptados orientados a la salud de las personas con discapacidad”. 

 

Y, ¿cómo se logra algo así? Básicamente con la investigación y, por supuesto, con la difusión de los beneficios que la práctica deportiva tiene para las personas con discapacidad, además de sensibilizar y concienciar acerca de la igualdad y la inclusión de personas con discapacidad en el desarrollo de actividades deportivas.

 

 

Deporte y discapacidad son compatibles, siempre lo han sido. Las capacidades de las personas con discapacidad son muchas y variadas, distintas a veces y otras no tanto. El deporte es para ellos tan importante y beneficioso como puede ser para cualquiera, o quizás más, por la necesidad aún imperiosa de sentirse uno más, de no estar fuera, excluido. 

 

Así lo entienden en el CEDI y por ello trabajan, para respaldar esa teoría, para demostrarla con sus estudios e investigaciones. Y así lo explica Javier Pérez cuando relata la razón de ser de este centro: “la inclusión a través del deporte, no tanto desde el punto de vista de la práctica del mismo sino más fundamentando las bondades de esta práctica, el beneficio para la salud, no solo desde el punto de vista deportivo, un beneficio físico y psíquico”.

 

Este trabajo se desarrolla en distintas líneas de actuación: la investigación y conocimiento, la formación y tecnificación, las actividades e implementación y la difusión del conocimiento. Las cuatro líneas se complementan, son necesarias unas para otras, se suceden y se interrelacionan. 

 

 

La investigación es lo que da más sentido a este centro, pero no se trata solo de eso, como explica Javier Pérez: “si la investigación no tiene una transferencia real, no tiene ningún sentido, es decir, nosotros no hacemos investigación básica”. 

 

El equipo del CEDI está formado por cinco personas, el director Javier Pérez, que es además profesor titular en el INEF e imparte Actividad física y deporte adaptado, y cuatro profesionales que desarrollan una labor investigadora en diferentes temas, son licenciados en Ciencias del Deporte y tres de ellos son alumnos de doctorado y sus tesis forman parte de esa labor de investigación del CEDI. 

 

Uno de esas tesis investiga cómo cambia la actitud del profesorado de Educación Física hacia el alumno con discapacidad después de la aplicación del programa Deporte Inclusivo en la Escuela. “Se mide el impacto en esa actitud, hacia la propia competencia profesional en el desempeño de la clase de Educación Física y el cambio se produce en el profesorado y en los propios compañeros, en los alumnos que reciben el programa. El cambio de actitud es brutal, en positivo”, explica el director del CEDI, y añade: “El retorno que tenemos de los profesores de Educación Física es que quieren volver a hacerlo al año siguiente aunque no tengan alumnos con discapacidad en clase y eso se propaga dentro del claustro de profesores y el interés va creciendo en el desarrollo del programa y recibimos muchas propuestas”.

 

Otra tesis doctoral, la de Javier Soto, atleta con discapacidad auditiva, es el desarrollo de sistemas de salida para velocistas sordos. El grupo de velocistas españoles sordos, que son unos 25 atletas, a la hora de utilizar el sistema de salida tienen una desventaja tremenda, no pueden oír el disparo de salida. Javier Soto, junto con el equipo investigador de la Universidad Carlos III, ha desarrollado un semáforo que está coordinado con la señal sonora para que ellos visualmente reciban esa información. “Nosotros teníamos la idea, Javier Soto, y ellos, la facultad de Ingeniería industrial de la Carlos III, nos han ayudado a desarrollar la tecnología para el semáforo. Eso permite competir en condiciones de igualdad y ahí podría haber una competición inclusiva, porque hay tan pocos velocistas con esta discapacidad que no hay una competición ad hoc para ellos, las hay en la federación de sordos”.

 

Y la tercera tesis estudia la influencia de la discapacidad intelectual en un deporte colectivo como es el baloncesto. “Ahora trabajamos en desarrollo de protocolos en ese sentido, de manera que podamos asesorar a entrenadores y a los propios jugadores a la hora de ser incluidos en la competición”, afirma Javier Pérez.

 

Y actualmente también trabajan con otra tesis sobre daño cerebral adquirido, en colaboración con el CEADAC, y con un club de daño cerebral que hay en Madrid. El objetivo es medir la ganancia en beneficios emocionales, psicológicos y físicos de la práctica de una actividad física en este colectivo.

 

En este punto, el director del CEDI quiere destacar la importancia de la colaboración y el respaldo de algunas entidades que trabajan con ellos. El principal impulso parte de la Alianza Estratégica del Deporte Inclusivo, creada por la Fundación Sanitas, y cuyos socios promotores son el Consejo Superior de Deportes, el Ayuntamiento de Madrid, Comité Paralímpico Español, la Fundación Once, la Fundación Real Madrid y Telemadrid, y como socios colaboradores están el CERMI, Liberty seguros y la Fundación También.

 

 

Con el programa Deporte Inclusivo en la Escuela, el CEDI desarrolla una propuesta didáctica para adecuar la forma de trabajar en la clase de Educación Física. Funciona desde hace tres años y ya han participado unos 18.000 alumnos de Madrid y Barcelona. El CEDI se encarga de desarrollar el material didáctico, con los libros para el profesor, vídeos demostrativos y libros para alumnos, entre otras cosas. Y también, gracias a la colaboración de algunos de los socios promotores, como el Comité Paralímpico, un deportista paralímpico acude al centro a ofrecer una charla. “Trabajamos mucho con el Comité Paralímpico Español a la hora de desarrollar programa como el de deporte inclusivo en la escuela, ellos nos facilitan la visita de deportistas paralímpicos que van al centro educativo”, explica Javier Pérez.

Y precisamente este programa es una de las bases de investigación del CEDI, es el origen de la tesis que estudia el cambio de actitud del profesorado de Educación Física hacia el alumno con discapacidad después de la aplicación del programa.

 

También desarrollan programas muy concretos con el Consejo Superior de Deportes, como explica el director del CEDI: “a la hora de realizar actividades de difusión científica, como el Congreso Nacional de Deporte Adaptado (celebrados en 2009 y 2011) les ayudamos a conformar el programa científico de esa actividad o a difundir la actividad, publicar el libro de resúmenes...”. Y es que, según el responsable del CEDI, con cada socio promotor tienen algún tipo de colaboración.

 

En esta intensa actividad, el CEDI apenas tiene tiempo de pararse a pensar, ya que a las relaciones con los socios y con otras entidades, se suman las propuestas que también reciben del sector de la discapacidad o de clubes deportivos, de escuelas, fundaciones... Así lo cuenta Javier Pérez: “El CEDI muchas veces funciona como asesoría para clubes deportivos que tienen interés en crear secciones deportivas adaptadas, como ocurrió con el club de patín de Alcobendas. Su presidente y unas familias, no olvidar que aquí tiene mucha importancia el tejido asociativo y el apoyo familiar, contactaron con nosotros para crear algo para personas con grave discapacidad, como la distrofia muscular; no sabían cómo crear una sección en hockey patines para sillas eléctricas y están funcionando desde hace cuatro años... Hemos creado secciones adaptadas en clubes de hockey, de baloncesto, de atletismo, rugby, triatlón. Y no son secciones puntuales, han arraigado en el club y ahora son un ejemplo de inclusión deportiva total. Y luego hay un evento de deporte inclusivo en la escuela, donde nos juntamos cerca de 700 alumnos en el INEF y pasamos una mañana estupenda”.  

 

También han trabajado con Predif, en labores de investigación o en jornadas como Fitur, o con la asociación madrileña de espina bífida, con la Fundación Real Madrid, que lleva ya ocho años celebrando un Campus inclusivo de baloncesto donde practican chicos con y sin discapacidad... “y  utilizamos las exhibiciones conjuntas de deporte inclusivo de tenis, baloncesto o rugby para sensibilizar o para llevar a cabo acciones en el ámbito educativo, que nos sirven para trabajar valores y sensibilización”, explica Javier Pérez. 

Al final, según relata el responsable del CEDI, la relación con el tejido asociativo es casi más intensa que con el ámbito deportivo, al final es inclusión, y luego deporte, o ambas por igual. Por eso, para Javier Pérez es tan importante el premio que recibían recientemente, el Premio PRODIS 2014 en la categoría I+D+i otorgado por el CERMI Comunidad de Madrid, “Fue una gratísima sorpresa porque al trabajar en el ámbito del deporte los reconocimientos vienen desde ahí, pero que el reconocimiento venga del tejido asociativo es un aval y una motivación tremenda, señal de que la colaboración es fluida y fructífera”.